Asegurar una buena hidratación durante el ejercicio es esencial para garantizar un desempeño óptimo tanto físico como mental y facilitar la recuperación tras el entrenamiento (minimizando su tiempo), especialmente en ambientes calurosos y ejercicios prolongados (1). Durante el ejercicio, se lleva a cabo un control de la temperatura y el metabolismo (control de la presión arterial, esfuerzo cardiovascular, mantenimiento de un metabolismo muscular activo…) a través de la sudoración (2), que tiene como consecuencia una pérdida importante de agua, pero también de sal (sodio y cloro), así como menores pérdidas de potasio, calcio, magnesio, hierro y otros minerales (3). Una disminución en el contenido corporal de agua por debajo de los niveles normales (deshidratación) provoca cambios cardiovasculares, termorreguladores, metabólicos e incluso de las funciones del sistema nervioso central. Sin embargo, el aporte directo de agua (bebidas hipotónicas) en tales situaciones puede disminuir la concentración en sangre de sales, acarreando cierto estrés renal, vascular y el desarrollo de hiponatremia (déficit en sodio). Las perdidas en sales se relacionan así mismo, con la aparición de calambres y tirones musculares (4).
Así, reponer el agua y las sales perdidas durante el ejercicio es la forma más sencilla y efectiva de asegurar las correctas funciones fisiológicas para un buen entrenamiento (5). Por ello es importante que los atletas aseguren su hidratación y un buen aporte de electrolitos (2,6). Para ello, el uso de bebidas isotónicas que aporten hidratación a la vez que contribuyen a minimizar las pérdidas en sales, son altamente recomendables (7). Esta bebida isotónica asegura no solo una hidratación efectiva, sino que se aporta, además sodio y potasio en cantidades óptimas para el correcto funcionamiento de los riñones, pequeñas cantidades de micronutrientes requeridas durante el ejercicio físico intenso (3,6).
SODIO: (en forma de cloruro y bicarbonato sódico): El aporte de sal en bebidas para deportistas es crítico, particularmente en deportes de sudoración elevada, ya que a través del sudor se pierde fundamentalmente agua con sodio y cloro (sal) (6). Además, la sal favorece la isotonicidad de la bebida y contribuye de manera relevante a prevenir la hiponatremia asociada al ejercicio.
POTASIO: contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y al funcionamiento normal de los músculos. Además, el potasio contribuye al mantenimiento de la tensión arterial normal.
MANGANESO: Durante el ejercicio intenso, se genera estrés oxidativo, controlado entre otros mediante una maquinaria celular dependiente de manganeso (12). Además, los bajos niveles de manganeso han sido asociados con deficiencias en el metabolismo de carbohidratos y la pérdida de masa ósea (3). Por ello, cierto aporte de manganeso contribuye a la protección frente al estrés oxidativo inducido por el ejercicio intenso (especialmente a nivel cardiaco) (13,14), promoviendo un adecuado desempeño físico y favoreciendo la recuperación (3).
COBRE: El cobre es un componente esencial para diversas reacciones fisiológicas incluyendo procesos del metabolismo energético y los sistemas antioxidantes, cuyo papel se torna esencial en situaciones de práctica deportiva intensa. Así mismo, facilita la absorción de hierro libre y la hemoglobina sanguínea previniendo situaciones de anemia y es muy importante en el desarrollo de funciones cardiovasculares y neuronales (3).
HIERRO: El hierro es el mineral traza que se encuentra en mayor cantidad en el cuerpo humano. Sus principales papeles son el transporte de oxígeno tanto en sangre (como parte de los complejos de hemoglobina) como en músculo (mioglobina), y el funcionamiento de las enzimas encargadas en la producción de energía. Mantener el transporte de oxígeno y el metabolismo energético durante el ejercicio es esencial y, sin embargo, las deficiencias en hierro son una de las más comúnmente observadas en deportistas de élite (sobre todo en mujeres), lo que puede limitar su capacidad de trabajo y función muscular (3). El hierro contribuye a la disminución del cansancio y la fatiga.
ZINC: El zinc juega un papel fundamental en distintos procesos biológicos, incluyendo el crecimiento y reparación del tejido muscular, la producción de energía y el estado inmunitario. El déficit de zinc en deportistas de élite puede acarrear anorexia, pérdidas significativas de masa corporal, fatiga, pérdida de resistencia, disminución de las funciones cardio respiratorias y riesgo de osteoporosis (6,15,16). Deportistas de élite, particularmente mujeres, tienen un riesgo aún más elevado de atravesar por situaciones de deficiencia de zinc (16), por lo que adoptar medidas para asegurar un aporte mínimo es recomendado.
MAGNESIO: El magnesio tiene papeles clave en diversos aspectos del metabolismo celular (metabolismo de grasas, carbohidratos y proteínas), así como en funciones neuromusculares, cardiovasculares, del sistema inmune y hormonal. El déficit de magnesio dificulta un rendimiento deportivo mantenido, incrementando los requerimientos de oxígeno, habiéndose demostrado los beneficios de asegurar los sus requerimientos mínimos (6,15,17).
En este producto están ausentes sustancias psicotrópicas, narcóticas, tóxicas, de alta potencia, hormonas y sustancias dopantes, definidas en la lista actual WADA.
