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Omega-3 con Vitamina E
Ver productoCuando hablamos de una alimentación equilibrada, casi siempre pensamos en proteínas, carbohidratos y vitaminas. Pero hay un grupo de nutrientes que muchas veces pasa desapercibido y es clave para nuestra salud: los ácidos grasos esenciales.
A diferencia de otros nutrientes, nuestro cuerpo no puede producirlos por sí mismo. Eso significa que tenemos que obtenerlos a través de los alimentos o suplementos para que el organismo funcione de manera correcta.
Estos ácidos grasos cumplen funciones vitales, como proteger el corazón, favorecer la salud cerebral, regular procesos inflamatorios y fortalecer las defensas.
En este artículo te contamos qué son los ácidos grasos esenciales, por qué los necesitas y cómo integrarlos en tu dieta de forma práctica.
¿Qué son los ácidos grasos esenciales?
Los ácidos grasos esenciales son un tipo de grasa poliinsaturada que el cuerpo necesita para procesos básicos pero que no puede fabricar solo. Por eso se consideran nutrientes esenciales.
No solo sirven como fuente de energía: también forman parte de las membranas celulares, ayudan a regular la presión arterial, controlan la inflamación y son básicos para la salud cerebral y cardiovascular.
En resumen, sin ellos el cuerpo pierde equilibrio y rendimiento. Los dos más importantes son los Omega-3 y los Omega-6.
Tipos principales de ácidos grasos esenciales
Los Omega-3 y Omega-6 son indispensables, pero el secreto está en mantener un buen equilibrio entre ambos.
Omega-3: el gran aliado antiinflamatorio. Son conocidos por sus beneficios cardiovasculares y cerebrales. Ayudan a reducir la inflamación, bajar triglicéridos, mejorar la función cognitiva y mantener la piel sana. Los más importantes son:
- ALA (Ácido alfa-linolénico): en semillas de lino, chía y nueces.
- EPA y DHA: en pescados grasos como salmón, sardina o caballa.
El detalle: nuestro cuerpo convierte muy poco ALA en EPA y DHA, por eso se recomienda obtenerlos directamente de la dieta o suplementos.
Omega-6: necesarios, pero con medida. Participan en la producción de energía, la salud de la piel, la reproducción celular y la inmunidad. Están en aceites vegetales (maíz, girasol, soya), frutos secos y semillas.
El problema es que la dieta moderna suele aportar demasiado Omega-6 y poco Omega-3, lo que genera inflamación crónica si no se equilibra.
Omega-3 vs. Omega-6: ¿cuál es la diferencia?
Ambos son esenciales, pero su efecto depende de la proporción:
- Omega-3: reducen la inflamación, protegen corazón y cerebro, apoyan el sistema nervioso y la recuperación muscular.
- Omega-6: también necesarios, pero si se consumen en exceso favorecen procesos inflamatorios y desequilibrios hormonales.
El equilibrio ideal sería de 2:1 o 4:1 entre Omega-6 y Omega-3. En la dieta occidental suele ser de 15:1 o hasta 20:1, lo que aumenta la inflamación crónica.
¿Qué pasa si no los consumes?
Al ser esenciales, su ausencia provoca señales claras:
- Piel seca o con eccemas.
- Cabello frágil o caída excesiva.
- Fatiga constante y problemas de concentración.
- Dolores articulares o musculares sin causa aparente.
- Defensas bajas y mayor riesgo cardiovascular.
En la mayoría de los casos, la carencia no se debe a falta de grasas, sino a una mala calidad de las grasas: exceso de procesados y pocos alimentos ricos en Omega-3.
Factores que aumentan la necesidad: dietas veganas mal planificadas, embarazo, lactancia, alta actividad física o enfermedades inflamatorias.
¿Cuánto se recomienda al día?
Según la EFSA y la OMS:
- Adultos: 250-500 mg diarios de EPA + DHA (Omega-3 de cadena larga).
- Deportistas o personas con riesgo cardiovascular: hasta 1000-2000 mg diarios, siempre bajo recomendación profesional.
En cuanto al ALA (Omega-3 vegetal): entre 1.1 y 1.6 g diarios, aunque su conversión a EPA/DHA es muy limitada.
El Omega-6 suele estar presente de sobra en la dieta, así que lo importante es no excederse y equilibrarlo con buen aporte de Omega-3.
Conclusión
Los ácidos grasos esenciales, en especial los Omega-3 y Omega-6, son claves para el cerebro, el corazón, la piel, las articulaciones y las defensas.
En el estilo de vida actual —con estrés, ultraprocesados y poco tiempo— es fácil tener un desequilibrio que cause inflamación o cansancio sin que lo notes.
Por eso, cuidar el balance entre Omega-3 y Omega-6 no es solo un consejo nutricional: es una inversión en tu bienestar diario y a futuro.

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