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Ver producto¿Correr o entrenar la fuerza? Esta pregunta, al llegar a cierta edad, nos la hemos hecho todos. Pero hay que diferenciar, porque una cosa es cumplir años y otra muy distinta es envejecer.
Podemos tener 50, 60 o incluso más de 70 años y seguir siendo jóvenes. Si somos capaces de mantenernos ágiles, fuertes y con buena autonomía, lograremos que nuestro cuerpo se conserve funcionalmente joven por mucho más tiempo. Y para conseguirlo de forma eficaz, ya te adelantamos que lo mejor es la fuerza. Eso sí, entrenar la fuerza no significa olvidarse para siempre del running.
En este artículo vamos a resolver esa eterna pregunta que cada vez cobra más relevancia. Debes saber que, normalmente, las personas no pierden su autonomía ni su capacidad de realizar sus actividades diarias por no salir a caminar o correr, sino por una pérdida significativa de fuerza. A esto se le llama sarcopenia: la pérdida progresiva de masa muscular en adultos mayores (aunque cada vez se ven más casos en personas más jóvenes con índices preocupantes de sarcopenia).
¿Ves por dónde va el tema? Si a eso le sumamos una dieta que no logra darle al cuerpo los minerales, vitaminas y nutrientes básicos, tenemos el cóctel perfecto para envejecer más rápido que lo que marca nuestra edad cronológica.
La prioridad al planear nuestros entrenamientos debe estar en las tareas que requieran fuerza. No es indispensable ir al gimnasio ni contar con aparatos: se puede entrenar la fuerza con nuestro propio peso y de manera efectiva. Sin embargo, el running también tiene beneficios que no debemos ignorar, aunque hay que matizar:
Mitos sobre los beneficios del running:
Los ejercicios aeróbicos mejoran la salud cardiovascular y pulmonar al aumentar la capacidad aeróbica.
Esto es cierto, pero también el entrenamiento de fuerza logra mejoras significativas en la salud cardiovascular y pulmonar. De hecho, la fuerza genera beneficios cardiovasculares mediante la liberación de mioquinas o incluso al mejorar la microbiota.
En este punto es clave apoyar al organismo con los suplementos o complejos multivitamínicos adecuados, que ayudan a regular los procesos internos para mejorar el rendimiento y la salud.
El ejercicio cardiovascular quema calorías y ayuda a controlar el peso.
Se ha demostrado que el entrenamiento de fuerza tiene un efecto mayor que el running cuando el objetivo es bajar de peso. El ejercicio aeróbico puede prolongar su efecto hasta 12 horas después de la actividad, pero la fuerza mantiene ese efecto hasta 48 horas posteriores.
Además, cuando seguimos una dieta baja en calorías y la combinamos solo con running, el cuerpo entra en un “modo ahorro de energía”, reservando calorías y gastando menos hasta recuperar energía suficiente.
Esto ralentiza mucho los resultados y suele ser una de las razones por las que muchos abandonan rutinas o dietas. En cambio, quienes hacen fuerza junto con una dieta baja en calorías aceleran el proceso sin efectos rebote. En este camino también ayuda un apoyo extra como el que brinda Biological Age.
Fortalece huesos y músculos
Existe la creencia de que el running fortalece huesos y músculos, sobre todo en piernas y core. No es del todo cierto.
Si bien cualquier actividad física moderada o intensa aporta beneficios, también puede tener efectos negativos. No todas las personas están preparadas para correr, y algo seguro es que nadie está diseñado para correr muchos kms cada semana.
En cada zancada, las articulaciones soportan hasta ocho veces nuestro peso, lo que puede ser muy negativo para ellas. Además, el trabajo de core (abdominales, espalda baja, glúteos) es más eficaz con ejercicios de fuerza específicos.
Por último, la fuerza protege nuestras articulaciones y previene lesiones. Pero, si eres amante del running y no quieres dejar tus kms, es importante cuidar tus articulaciones con un buen suplemento para alargar tu vida deportiva y reducir el desgaste.
Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés
Se dice que correr libera endorfinas que mejoran el ánimo y reducen el estrés. Pero en realidad, cualquier actividad física libera endorfinas, ya sea fuerza, running, ciclismo o natación.
Entonces, ¿qué hacemos?, ¿dejamos de correr y nos metemos ya al gimnasio?
Lo ideal es un balance entre días de fuerza y días de cardio:
- 1-2 días de running: variando distancias, ritmos y terrenos.
- 2-3 días de fuerza: con ejercicios compuestos y funcionales, usando peso corporal o resistencia.
Recomendaciones extra:
- Descanso y recuperación: deja que tu cuerpo se recupere entre sesiones para evitar lesiones.
- Alimentación saludable: una dieta rica en nutrientes te da energía y materia prima para crecer músculo, reparar tejidos y rendir más.
- Consulta con un profesional: si eres principiante o tienes alguna condición de salud, asesórate con un entrenador o fisioterapeuta.
En conclusión, no se trata de elegir entre correr o fuerza, sino de equilibrar ambas disciplinas para tener salud y vitalidad a largo plazo. Recuerda: la constancia y el acompañamiento profesional son la clave para lograr los mejores resultados.

Actualmente es director de deportes en la Universidad Alfonso X el Sabio, donde compagina sus funciones con la dirección de operaciones de UAX Rafa Nadal School of Sport. Es colaborador habitual de revistas como Sportlife, Triatlón, Corredor…, donde demuestra sus conocimientos acerca del mundo del fitness, la actividad física y la salud. Curso la carrera de Ciencias del Deporte junto con un máster en Actividad Física y Salud, especializándose en el tratamiento de lesiones, actividad física para la salud y nutrición para deportistas.